“Mi mundo cotidiano no estaba regido por mi percepción, sino por la interpretación que me enseñaron a tener de ella”

Carlos Castaneda

Es momento de que recordemos..

Hace no tanto tiempo, vivíamos en sintonía con los ritmos de la naturaleza; manteníamos el respeto hacia la comunidad y el suelo que nos sostiene.

Hoy, somos testigos de que el avance tecnológico y la sobre-identificación con el cuerpo fisico nos da la sensación de ser algo separado a la naturaleza, viéndola únicamente como objeto de consumo o lugar al que “ir” a descansar y no como la fuente de vida de la cual formamos parte.

La mayoría de las personas centramos nuestra vida en una desmedida búsqueda de satisfacción y progreso en el afuera; creamos necesidades ficticias, descuidando nuestro mundo interno y el externo que nos rodea.

Confundimos placer con bienestar

La mayoría de las crisis, desbalances y/o enfermedades ​​actuales surgen por nuestro uso inapropiado de los sentidos.

La sobreestimulación constante a la que estos se ven expuestos, lleva a que los mismos se erosionen y pierdan su capacidad innata de escuchar qué es lo que realmente necesitamos para nuestro bienestar.

El exceso de información adormece las preguntas más esenciales.. ¿Cuál es el significado, en verdad, de sentirme bien? ¿el sueño estoy persiguiendo es mío o ajeno? ¿Conozco realmente quien soy?

Los sentidos son nuestra puerta de entrada y todo lo que entra a través de ellos es alimento, no solo la comida. Lo que recibimos del afuera, moldea nuestros pensamientos y nuestros hábitos; los cuales le dan forma y dirección a nuestra vida mucho mas de lo que imaginamos.

Ser conscientes de qué incorporamos del afuera, trae claridad a nuestras mentes

Creo importante traer conciencia de que nos encontramos inmersos en un sistema que se ocupa de fomentar la conducta adictiva, la ignorancia y la falta de confianza interna.

Nuestra vista vive saturada por el exceso de información visual y luz artificial a través de las pantallas

Nuestros oídos confundidos y distraídos por tanto juicio y opinión ajena a través de las redes, el ruido y la música diseñada para la repetición.

Perdiendo así, cada vez mas, la capacidad de encontrar respuesta en el silencio

El gusto alterado y enviciado por una industria “alimentaria” que nos llena de aditivos y nos aleja del disfrute al sabor original

El olfato que dice extrañar los aromas puros y naturales

Y la frialdad de lo artificial por encima de lo vivo, que nos lleva a una falta de ternura y compasión en el tacto.

El origen del desequilibrio es nuestra constante resistencia a sentir

Este rápido alcance que tenemos a absolutamente todo, nos lleva a utilizar continuamente productos para ignorar, evitar u ocultar el sentir de nuestras emociones más incomodas

Las emociones son las mensajeras. Cada una de ellas, aparece para orientarnos en cómo actuar en el mundo e ir a favor de nuestra salud y evolución.

Por lo que, darles el espacio a ser sentidas y digeridas, es el primer paso para volver a conectar con lo que somos en esencia.

“El despertar es un proceso planetario. Cada individuo de este planeta es parte del todo, o para decirlo de otra manera, el todo en una parte. Cuando cada individuo despierta, todo otro individuo se ve afectado porque, como he dicho, el todo y lo individual son uno.

Pero hay una trampa. El despertar no sucede, simplemente. Debes desearlo, debes tomar conciencia de que la humanidad está dormida. Debes elegir despertar y volverte creativo con tu ser. Despertar es saber quién eres, conocer tu ser mayor”

Michael J. Roads

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